Alexander Lowen.
La experiencia del placer. Vivencias corporales, creatividad y bioenergética para alcanzar una vida más plena.
<<Es importante advertir la diferencia entre el sentimiento de
anhelo y la emoción del amor para comprender el amor. El anhelo guarda la misma
relación con el amor que el hambre con el apetito. Tanto el hambre como el
anhelo son necesidades biológicas no discriminatorias. Una persona que se
siente sola aceptará a cualquiera como amigo. En cambio, el apetito y el amor
están dirigidos hacia fuentes específicas de placer. Tenemos apetito de ciertas
comidas; amamos a una persona en particular como amigo o pareja. La persona
enamorada es consciente del objeto de su amor como fuente de placer. Si a la
esperanza de placer se añade el anhelo biológico de contacto o cercanía, la
necesidad se transforma en verdadera emoción. La diferencia entre amor y anhelo
se manifiesta en los modales y en el comportamiento de la persona. El enamorado
prevé el placer, su cuerpo está placenteramente excitado, cálido y abierto. La
persona que anhela está triste y retraída.
El sentimiento de anhelo se denomina también de amor
dependiente, generalmente confundido con el verdadero amor. Si una persona
depende de otra, expresará su sentimiento como de amor. Dirá: “Te amo”, cuando
lo que quiere decir es: “Te necesito”. Necesitar y amar no son lo mismo. La
necesidad indica carencia; el amor es plenitud. Necesitar puede ser doloroso;
amar es placentero. El amor dependiente ata a una persona a otra; el verdadero
amor alienta la libertad y la espontaneidad, elementos esenciales del placer.
La actitud dependiente reduce la posibilidad de sentir placer y, en
consecuencia, dificulta, si no imposibilita, el verdadero amor. El amor
dependiente está marcado por la demanda de amor o de placer; el verdadero amor
brinda placer. La demanda de amor se racionaliza de la siguiente manera: te
necesito. Te quiero. Te amo; por lo tanto, tú deberías amarme.
La persona cuyo amor es dependiente, cree que su demanda de
amor está justificada. Sin darse cuenta, le ha transferido a otra persona el
anhelo insatisfecho de su infancia. Su dependencia refleja su experiencia
infantil, en la cual dependía realmente de su madre. Entonces, su insatisfacción
dependía del amor de ella y se justificaba que se sintiera con derecho a ese amor
por necesidad. Su inconsciente se niega a aceptar la realidad actual: 1) que ya
no es un niño y 2) que el amor adulto se basa en compartir placer.>>
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